jueves, 4 de febrero de 2010

Diario de un poeta rolinga en Villa Gesell (parte 13)


4 de enero

Llevar a la rubia al centro de la pista fue un error, no había manera de hacerle entender siquiera los pasos más rudimentarios de la danza estón. Volcaba los hombros hacia adelante en vez de hacia atrás, levantaba la mano izquierda en lugar de la derecha, se señalaba a ella misma con el índice en vez de señalar al otro, y, lo peor de todo, cantaba encima del tema en perfecto inglés en lugar de sanatear a la que te criaste. A los cinco minutos todo el mundo nos estaba mirando con ganas de practicar tiro al blanco con un porrón de cerveza. “¡Qué divertido! ¡Qué barato se divierten los pobres!”, gritaba la rubia totalmente descontrolada, mientras anotaba unas frases en unos papelitos autoadhesivos y se los pegaba en la frente. “Rubia, me estás haciendo quedar en ridículo delante de los barra brava de Quilmes. Explicame qué hacés pegándote esos papelitos en la frente”, le dije. “Estoy tomando nota mental de todo lo que veo así lo incorporo a mi tesis”, me dijo y se pegó otro papelito en el zapato. “¿Y eso?”, le dije. “Eso fue una nota al pie”.

Mientras trataba empujar a la rubia hacia un costado de la pista, nos chocamos con Juan y su amigovio que todavían seguían pegados por la transpiración. Como sé que a las mujeres les caen bien los homosexuales porque son los únicos hombres que les dan charla sin esperar nada a cambio, traté de mostrarme simpático con la pareja. “Ey, amigos, qué pasión la de ustedes, eh”, les dije impostando una bondad tan falsa que hasta a mí me dio asco, “¿che, para cuando el casorio?”. Los dos me miraron con el ojo que no tenía pegado al del otro y me respondieron al unísono, porque era la única manera que tenían de mover las bocas sin lastimarse: “¿qué casorio ni qué casorio? Lo que necesitamos es un abogado y un juez que no ayuden a tramitar la separación”, y se alejaron bailando Brown Sugar como si fuera un tango. “¿Y, rubia? ¿Qué te parecieron mis amigos guei?” “Hay que matarlos a todos”, dijo. “Eso es lo que nos dice el profesor de Diseño de Campos de Concentración que acaba de presentarle un proyecto a Macri para construir un hotel gay unfriendly en el edificio de la ESMA.”

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